Este es el motivo por el que sacas los pies de la cama

2022-09-03 10:28:23 By : Mr. Addison Xu

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Científicos han investigado largamente el papel de los pies en la termorregulación del cuerpo humano. Si eres de los que adora dormir con los pies fuera de la cama, esto te interesa.

Pocas personas se sentirán ajenas a la siguiente situación: es de noche y acabas de meterte en la cama, dispuesto a dormir. Tras varios minutos transcurridos tratando de conciliar el sueño, una vez tapado, deslizarás uno o dos pies fuera de las sábanas, casi por instinto. Es entonces cuando te encontrarás completamente cómodo y el sueño te sobrevendrá a los pocos instantes.

Este comportamiento tan cotidiano tiene un alto interés científico. Tanto es así que hay muchos papers que han investigado el papel de los pies en la termorregulación del cuerpo humano.

¿Por qué dejar escapar los pies fuera de la cama suele ayudarnos a sentirnos más cómodos? ¿Se equivocaban nuestras abuelas cuando nos recomendaban que nos abrigásemos los pies?

Hoy, exploramos estas cuestiones con ayuda de la ciencia.

La expresión ‘de sangre caliente’ suele referirse a personas muy pasionales e impulsivas. Sin embargo, tiene un significado bastante literal.

Ciertos animales como los reptiles, los insectos o los arácnidos se consideran ‘de sangre fría’; es decir, que dependen de fuentes externas de calor para regular su temperatura, como el Sol o las superficies calientes. Estos animales, de hecho, son los más antiguos de la Tierra. Sin embargo, los mamíferos (como los humanos) son muy posteriores, y tienen otras muchas características que los hacen diferentes del resto. Entre ellas, la autorregulación de la temperatura. Los mamíferos suelen regular su temperatura en relación con el exterior, lo que les permite mantenerla siempre constante. Se trata de una adaptación muy posterior en términos biológicos, y que supuso parte del éxito que tuvieron estos animales en la Tierra.

Como buenos mamíferos, nosotros regulamos nuestra temperatura a través de diferentes mecanismos. Si hace demasiado calor, el cuerpo evita que nos sobrecalentemos mediante el sudor. Si hace frío, nos ponemos a temblar para generar energía y nuestros vasos sanguíneos se contraen para retener el calor al máximo.

Pero no todas las actividades que realizamos requieren el mismo esfuerzo; con lo que las condiciones idóneas para realizarlas serán también diversas. Concretamente, ¿cuál es la temperatura idónea para dormir? ¿Cómo se regula la temperatura durante el descanso nocturno?

El cuerpo sabe cuándo estamos dispuestos para dormir. Según nuestro ritmo circadiano, cuando cae la noche la temperatura suele ser menor, lo que estimula la producción de melatonina (hormona que regula el sueño). Nuestros antepasados, que no tenían las comodidades de que disponemos ahora, sí tenían más fácil identificar cuándo lo mejor es irse a descansar y esperar a un nuevo día: cuando hace más frío y está más oscuro.

Pero en nuestra época, con exactamente el mismo cerebro y sistema circulatorio, pero calefacción y luz artificial, es más complejo. Por eso, para garantizar un buen sueño, se recomienda mantener la habitación fresca, ni muy fría ni muy caliente, y transitar a una iluminación suave conforme se produzca la caída del Sol (por supuesto, evitando mientras podamos la luz azul de nuestros dispositivos). Ambas cosas estimularán la producción de melatonina y nos harán dormir mejor.

Concretamente, nuestra temperatura corporal puede bajar hasta dos grados centígrados durante la fase REM, la más profunda de nuestro descanso y durante la cual se producen los sueños. Esto es así porque nuestro cuerpo necesita menos energía para mantener estable la temperatura durante el sueño: estamos conservando nuestra energía. Así que, para dormir bien, sencillamente necesitamos estar un poco más frescos.

Y lo más sencillo para perder el calor que nos sobra es hacerlo a través de los pies. Pero, ¿por qué?

A los pies les ocurre como a las manos: son finales de extremidades, y poseen mayor superficie de vasos sanguíneos y menor musculatura que otras zonas del cuerpo. Además, poseen los llamados anastomosis arteriovenosas, que son vasos sanguíneos más pequeños que conectan entre sí venas más grandes. Esta estructura venosa hace que la transferencia de temperatura con el exterior sea más fácil.

¿Alguna vez has metido las manos en agua muy caliente o muy fría, pero has sido incapaz de aguantar la misma temperatura con otra zona del cuerpo? La razón en parte tiene que ver con esta estructura reguladora de nuestras extremidades finales.

Pues bien; a la hora de dormir, cuando nuestro cuerpo necesita perder el calor que le sobra, la manera ideal de hacerlo es situar los pies fuera de manta para que nuestro cuerpo pierda calor al ambiente a través de ellos, gracias a las estructuras venosas tan específicas que poseen.

De hecho, un estudio de 2018 que analizó cómo afecta dormir con calcetines a la calidad del sueño –sí, hay estudios para todo– llegó a una conclusión aparentemente contradictoria. Mantener los pies calientes acortaba el tiempo que se tarda en conciliar el sueño y además favorecía el sueño profundo, minimizando las interrupciones.

Esto es así debido a que el calor en los pies dilataba más fácilmente los vasos sanguíneos, lo que luego permitía intercambiar más fácilmente el calor del cuerpo con el entorno. A una conclusión similar llegó otro estudio publicado en 1999 en Nature, que explicó cómo los pies calientes ayudan al cuerpo a enfriarse lo suficiente como para dormir, al igual que un baño caliente puede ayudar con el mismo fin.

Es decir, que los pies calientes en un ambiente fresco son ideales para regular la temperatura, ya seas caluroso o friolero. Y sobre esto hay mucha literatura científica. Así que nuestras abuelas no se equivocaban.

En definitiva, para dormir bien, es fundamental que los pies estén calentitos. Si hay exceso de temperatura, este calor se perderá muy fácilmente mediante el instintivo comportamiento de sacar los pies de las mantas. En cambio, si tenemos los pies fríos, la termorregulación con el ambiente será mucho más compleja.

Y para mejorar aún más la calidad del sueño, anota estas buenas prácticas justo antes de acostarse: asegúrate de bajar la luz al mínimo, de mantener relativamente fresco tu dormitorio, evita mirar mucho el móvil, trata de consumir alguna bebida caliente (por supuesto, sin cafeína) y opta por tomar un baño caliente.